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Mostrando entradas de septiembre, 2016

UN FRACASO POR LOS PELOS

Effie Gra y escribe en 1854: « Él alegó varias razones: odio a los niños, motivos religiosos, un deseo de preservar mi belleza, y finalmente el pasado año me contó la verdadera razón (…) Que él había imaginado que las mujeres eran muy diferentes a lo que él vio que yo era, y que la razón por la que no me había hecho su esposa era la repugnancia que había sentido ante mi persona la primera noche el 10 de abril ». El propio John Ruskin lo confirma en su declaración durante el proceso de anulación: « Puede parecer extraño que me haya abstenido de una mujer que a la mayor parte de la gente parece tan atractiva, pero a pesar de que su cara era hermosa, su persona no estaba formada para excitar pasión. Por el contrario, había ciertas circunstancias en su persona que la excluían ». El caso es que Ruskin, el más renombrado crítico artístico de la época victoriana, protector de las artes, pintor aficionado, admirador de Turner, mentor y mecenas de los prerrafaelitas, había entrado en s

EL ABISMO INEXISTENTE

Publicado en El Mundo/El Día de Baleares 02/09/2016 La tradicional distinción entre izquierda y derecha sin duda tiene fundamento; no lo tiene, por el contrario, pensar que entre ambas hay un abismo infranqueable. En realidad esto siempre ha sido difícil de entender. Tomando una línea que va desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha, se considera que la distribución estadística del electorado tiene la forma de una campana de Gauss, ancha en el centro y estrecha en los extremos. Si esto es así resulta que el grueso del electorado de izquierda está próximo al centro e ideológicamente adyacente al grueso del electorado de derecha, y que sólo existe una separación ideológica apreciable entre los extremos de ambos grupos. Este es el único abismo que podría existir, y resulta un tanto extraño: resultaría que la mayoría de electorado de izquierda y derecha no estaría separada por ese abismo, sino dentro de él. Quizás sea una buena alegoría de la situación. Es evidente que el di