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Mostrando entradas de noviembre, 2014

LA MORAL GASEOSA

Cuando probamos un sabor desagradable, olemos unas heces, contemplamos carne podrida, o vemos corretear insectos o animales asociados con la suciedad, experimentamos unas sensaciones desagradables que van desde la repugnancia leve hasta la nausea y el vómito. El asco es una emoción útil, y es sencillo entender como evolucionó. Los primeros animales que lo desarrollaron se alejaban eficazmente de posibles fuentes de envenenamiento o infecciones, de modo que aportaban más genes al acervo genético que sus competidores, más vulnerables a ingerir cosas nocivas y morir tontamente. Es también fácil de entender que, a igualdad de estímulos, la intensidad del asco es variable según las personas: no todos reaccionamos de la misma manera ante imágenes desagradables, sabores desagradables y olores asquerosos. Lo realmente impactante es que la mayor o menor sensibilidad al asco de las personas está relacionada con su tendencia política: cuanto más sensible es uno, más probable es que sea conserva