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Mostrando entradas de septiembre, 2013

TARTUFERÍAS

«¡Dios mío! ¿Qué sentimiento es este que agita mi alma? ¿Qué fuego es este que arde en mi pecho, que abrasa, inflama y dilata mi corazón de tal manera que me parece no hay inmensidad capaz de contenerlo? ¿Qué es esto, Dios eterno? Es amor… ¡amor!... ¡odio! ¡odio igualmente intenso! Sí, siento un amor a Vos, que quisiera poner a vuestros pies ahora mismo todas las criaturas; siento un odio, que quisiera arrasar y aniquilar en un instante toda la maldad que esclaviza a la tierra. ¡Basta, Dios mío, basta; que no puedo nada, porque no mando a nadie ! Mas ¡ay!, que quiero justicia para el universo, y no la quiero en mí mismo; pues soy un gran pecador!... ¡Perdón, Dios mío! »  Esta efusión no es de san Agustín, ni de san Bernardo o san Buenaventura; tampoco de santa Gertrudis, Ángela de Foligno, Catalina de Sena o de la gran Teresa de Ávila… Es de Sabino Arana. Con ella, este místico metido a político confirmaba que de lo sublime al ridículo, no es que haya un

DE FUERA VENDRA *

En febrero de 1895 Sabino acude al estreno de la zarzuela Vizcaytik Bizkaira ( De Vizcaya a Bizkaia ) de Resurrección María Azcue , y queda profundamente impresionado. Tanto que dedica un número entero de Bizkaitarra a analizarla exhaustivamente, y otro más a defenderla de las críticas. La obra consigue además que Sabino produzca unas líneas de un nivel superior al habitual bajo el título El teatro como medio de propaganda : “Tanto más importante es indudablemente un medio de propaganda, cuanto de más extensión y de más intensidad sea a la vez, esto es, cuanto mayor sea el número de los sujetos a quienes alcance, y cuanto más profunda mella realice en ellos.” “La propaganda consiste en convencer a la inteligencia y mover o persuadir a la voluntad . Puede convencerse a la inteligencia hasta un grado insuficiente para que la voluntad se determine a querer lo que aquélla le ofrece: este el estado de muchos que sí comprenden la doctrina patria, pero no lo bastante pa

SABINO, EL OTRO CRISTO

Por Belosticalle Lo que sabemos de la vida de Sabino es, casi todo, lo que contaron de él sus adeptos.  Del anecdotario sabiniano se puede extraer una semblanza hagiográfica, al estilo del bíos neoplatónico, con el héroe como ‘varón divino’ ( theîos anér ). Las historias pueden ser auténticas o apócrifas, da lo mismo, lo que cuenta es la enseñanza. Siendo la empresa sabiniana religiosa por encima de todo, los gestos del Maestro son tan religiosos como políticos. Y siendo su religión cristiana, para entenderlos hay que recurrir constantemente al Evangelio entre líneas, con la figura de Cristo como ‘el Rabí con autoridad’, el provocador y escandalizador de fariseos, el mártir redentor.  La imitación va unas veces en serio; otras más, como parodia o bufonada, a lo ‘Vida de Brian’ . En este artículo propongo algunos ejemplos. Sabino Arana –lo hemos visto– pensaba que un líder político como él, sin enemigos no es nadie. No enemigos personales, sino de la causa: enemigos de Dio