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Mostrando entradas de noviembre, 2010

DEMOCRACIA Y CRITERIOS DE MÉRITO

El mundo democrático moderno comienza con la defensa de que el gobierno de los no elegidos (es decir, el de aquéllos que acceden a el por herencia) es injusto, y debe ser sustituido por el de los seleccionados. Pero cuando Rousseau y los pensadores de la Ilustración defendían este principio, lo hacían porque estaban convencidos de que los seleccionados serían los mejores, y, de este modo, implícitamente estaban defendiendo la necesidad de un criterio de valor y capacidad en el acceso al poder. Sin embargo, desde entonces, la elección de los gobernantes se ha basado en criterios meramente cuantitativos (tantos votos, tanto poder). Esto es una exigencia ineludible del principio de igualdad, que otorga a cada hombre un voto, pero, obviamente, la cantidad no conduce necesariamente a la calidad (más bien lo contrario). Pero los primeros gobernantes eran perfectamente conscientes de que el mero número no era una aspiración suficiente. Tomas Jefferson, en su discurso inaugural, dijo eso de qu

LA LÓGICA PUNTUAL

Dice Santiago González : Zapatero y Rubalcaba le emplazaban este fin de semana a no gobernar con el PP. Exige que no se mezcle con los parias de Cataluña a Mas, ese estadista, quien dio el placet a Patxi López para investirse lehendakari precisamente con el apoyo de la casta impura. Llegado el caso, afearán a Rajoy que pacte con los nacionalistas . Es que la progresía no se deja constreñir por las hechuras impuestas por la lógica, y hace bien. Ellos, los adalides del Progreso, saben que lo que tienen entre manos (el Bien de la humanidad y su permanencia en el poder) es demasiado importante como para andarse con remilgos. La flexibilidad que exige la geometría variable reclama una lógica menos estricta. Para ello, resulta muy conveniente segmentar la realidad en el espacio y el tiempo, y así establecer compartimentos estancos que permitan decir una cosa y la contraria siempre que esté mínimamente separada en cualquiera de esas dos dimensiones. Zapatero pacta con el PP en el País Vasco,

MAS SOBRE EL PROMEDIO

El mecanismo sicológico del promedio consiste en pensar que, ante dos posiciones enfrentadas, la verdad se encuentra siempre en un punto intermedio entre ambas. Puede estar más cerca de uno u otro extremo, pero no en uno de ellos. Y esto funciona así aunque una de las posiciones sea perfectamente razonable y la otra evidentemente descabellada, estúpida, o maligna. El caso es que, a la hora de ponderar, nunca damos valor cero a estas posiciones disparatadas, de modo que, poco a poco, a través de sucesivos promedios, la repetición de situaciones perversas va desplazando hacia ellas la percepción de normalidad. Así enferman las sociedades. El corolario es que una posición firmemente argumentada, si se resiste a ceder ante cualquier estupidez o inmoralidad que se le oponga, es inmediatamente vista como radical.

SOBRE EL TEA PARTY

Dos versiones en Herrera: Nicolás redondo se ha referido al magnífico artículo de Vargas Llosa , ha dicho que dentro del Tea Party, entre una serie de bufones que la prensa se empeña en destacar, hay una idea de gran importancia, que es el temor del individuo ante la amenaza que supone el crecimiento desmesurado del Estado. Redondo se ha remontado a Tocqueville y ha recordado que en Estados Unidos, por la forma en que nació, la libertad del individuo es un valor capital de la sociedad. El enfoque de Ónega ha sido, quizás, menos sofisticado. Ha dicho que en la derecha española todos guardan algo del Tea Party “en el armario”. No ha definido, pues, en que consiste el movimiento, pero ha dejado claro que se trata de algo vergonzoso. A continuación, para que no quedaran dudas, ha pasado a enumerar a los que lo integrarían en España: Intereconomía, Federico Jiménez Losantos, Esperanza Aguirre (que, según Ónega, proporcionaría la faceta populista), el alcalde de Valladolid, Mayor Oreja y Vid

LAS 'PRIVATIZACIONES'

Fernando Garea en El País: El PP quiere reordenar el Estado y privatizar los servicios sociales . Buscado el texto del titular dentro del artículo, resulta que no aparece de forma exacta sino aproximada: El PP quiere privatizar la gestión de servicios sociales básicos como la sanidad. ‘Privatizar’ es la palabra clave que envía el País a sus lectores. No concreta su significado, pero en ella está condensada la avaricia del PP, su desinterés por la gente, y el deseo de privarles de servicios públicos. Por ejemplo, continuamente se escucha que Esperanza Aguirre ha ‘privatizado’ la Sanidad en Madrid. Pero entonces ¿ya no son públicos estos hospitales? ¿Ha vendido Esperanza Aguirre la red de hospitales de Madrid al sector privado? ¿Hay que pagar, o contratar un seguro privado, para ser atendido? Obviamente, no es así. La ‘privatización’ consiste en nuevas formas de gestión del sector público por las que se externaliza temporalmente la explotación de determinados servicios. Por ejemplo, en

ACERCA DEL BULLSHIT

No me consta que exista en español una palabra específica para bullshit (o para su equivalente, más fino, humbug ’, literalmente ‘zumbido de insectos’). Lo que más se aproxima es ‘charlatanería’ o ‘palabrería’, pero tienen significados más amplios. El bullshit florece en todos los campos, pero se da especialmente bien en la política. Es así, supongo, debido a una abundancia de términos de difícil precisión pero provistos de un aura de prestigio, características que los hacen muy codiciados por los vendedores de crecepelo. De hecho, la utilización continua de estos términos como arma de bullshit (véase por ejemplo, ‘democracia’ o ‘libertad’) es un problema serio, pues van siendo despojados de todo contenido y convertidos en meras palabras huecas y altisonantes, ideal para políticos vacuos. El bullshit es, pues, muy destructivo a largo plazo. Sin embargo, suele ser mejor tolerado que la mentira directa, Resulta interesante, por tanto, investigar las diferencias entre ambos y decidi