Todo lo que va saliendo a la luz de Unión Mallorquina va revelando la telaraña que el partido tejió mediante un empleo creativo de los fondos públicos. Por ejemplo, una red de voluntarios reclutados entre personas de cierta edad. Estos voluntarios eran investidos con el título de ‘angelots’ (angelotes), recibían un carnet con su foto y la imagen de un ángel derramando sus bondades, y eran enviados para que pregonaran las ventajas del Credo Uemita entre sus vecinos y allegados. Estas ventajas eran evidentes, al menos para los angelots, que inmediatamente eran contratados por alguna empresa que les proporcionaba un sueldo mensual sin tener que pasar por el desagradable trámite de ir a trabajar. ¿Y qué ganaban estas empresas? Pues todo parece indicar que obtenían sustanciosos contratos de las licitaciones dependientes de Unión Mallorquina, con lo que el círculo quedaba cerrado y todos contentos.
« Es lamentable la falta de interés de la justicia y de la derecha para que haya mecanismos para reparar estos delitos de lesa humanidad . El PSOE debe sumarse a este esfuerzo ». Los delitos de lesa humanidad a los que se refiere Enrique Santiago son los «bebés robados» del franquismo, y el esfuerzo que requiere del PSOE es seguir adelante con la proposición de ley presentada en 2020 en Cortes por ERC, PSOE y Podemos, Bildu y Baldo(ví), y que lleva atascada desde entonces. La exposición de motivos de la empantanada iniciativa nos cuenta esta historia. Queridos niños… « Durante décadas, y hasta etapas muy próximas, en España se ha producido, amparada en la impunidad, una de las mayores atrocidades que ha vivido nuestro país. Un número inmenso de niños fueron sustraídos en cárceles, clínicas y maternidades, y sus familias biológicas siguen sin saber su paradero a día de hoy ». No me dirán que no es una historia tremenda, y que la desolación de Enrique Santiago no está justificada. Se tr
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