BENJAMINGRULLO realizó ayer este comentario en el blog de Santiago González: “Está claro que nadie mínimamente racional que crea en la igualdad ciudadana puede ser monárquico. También está claro que nadie que sepa que el animal humano creador de símbolos es mucho más que abstracción y frío análisis puede dejar de apuntar que las monarquías constitucionales son los regímenes más estables que existen”
Desde hace tiempo se ha venido distinguiendo entre las democracias continentales y las anglosajonas. Creo recordar que Sartori llama “democracias racionales” a las primeras y “democracias empíricas” a las segundas (¡Ojo!, aquí “racional” no equivale a razonable. Es más bien todo lo contrario) Las democracias racionales, que surgen a partir de la Revolución Francesa, están lastradas con la creencia en que todo un sistema político puede ser creado en un laboratorio intelectual, partiendo de la nada y pasando por alto las restricciones de la realidad (todo ello, además, por pensadores que, con frecuencia, carecen de la menor experiencia en asuntos cotidianos). Frente a ellas, las democracias anglosajonas se caracterizan por mostrar un menor interés en la belleza de las construcciones intelectuales y la armonía de los conceptos, y un mayor interés porque las cosas funcionen en la realidad. Por eso, estas últimas respetan las instituciones existentes, y, ante funcionamientos defectuosos, prefieren pulirlas antes que volarlas por los aires. Pude intuirse la cantidad de diferencias que derivan de ambas concepciones. Por ejemplo, Zapatero, un presidente que puede permitirse prescindir de la realidad, es un producto genuinamente continental (que, además, pueda prescindir de la inteligencia es, me temo, genuinamente español)
Por eso, es exactamente cierto lo que ayer decía Benjamingrullo. Racionalmente, nadie que crea en la igualdad ciudadana puede ser monárquico. Pero empíricamente, y especialmente en España, nadie puede dejar de ver que el sistema monárquico ha proporcionado los más largos periodos de estabilidad. Y que, por el contrario, república ha sido un experimento racionalmente impecablemente y espectacularmente fallido en la práctica.
p.s. A mí personalmente este rey no me gusta, pero eso es irrelevante. De hecho, lo que me vino a la cabeza cuando lo vi soportando a los primates vociferantes, fue una maldad: “pitando se entiende la gente”
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