Entrevista del portavoz del PSC, Miquel Iceta, en Catalunya Ràdio: «Necesitamos a los medios públicos para fabricar catalanistas, es decir, hay gente que puede pensar que los medios públicos han de radicalizar a los que ya son catalanistas para hacerlos nacionalistas o independentistas y algunos pensamos que éste es un objetivo legítimo, pero no lo compartimos, aunque querríamos que fuese catalanista gente que no lo es».
Así que para Iceta el Paraíso Catalán se estructura en tres círculos concéntricos. El exterior es el círculo catalanista, y pueden ingresar en él gente de toda catadura, incluso andaluces. Sin embargo, deben renunciar a que sus hijos hablen otro idioma distinto del catalán, negar que la chirimía suene como un gato sodomizado e invocar con cierta periodicidad los Decretos de Nueva Planta.
Dentro de él se encuentra el círculo nacionalista, mucho más restringido, desde el que se accede a los fondos públicos. Normalmente, para ingresar en él es necesario presentar un árbol genealógico catalán suficientemente saneado o, en su defecto, hacer mucho la pelota. Ocasionalmente, con fines estratégicos, pueden ser aceptados en este círculo especímenes provenientes del círculo inferior con el fin de que sirvan de modelo e inspiración y, de paso, conseguir votos de dicho círculo.
Y, en el centro, el círculo secesionista. En realidad, el nivel de privilegios es similar al del círculo anterior, pero su religiosidad es mayor. Está compuesto por una especie de derviches giróvagos que giran sin parar en torno a su ombligo, lo que les hace perder de vista la realidad. Este movimiento continuo ocasiona fuerzas centrífugas que provocan, si no son controladas, la desintegración.
Y fuera del Paraíso no hay nada. Desorden, caos o, aún peor, España. Cierto que aún hay un cierto número de infieles salvajes que se niegan a ingresar en el Paraíso Catalán. Para eso está Iceta el Benevolente. En lugar de exterminarlos, como sin duda merecerían, propone usar los medios para adoctrinarlos. Si a pesar de ello se resisten, ya vendrá la Inquisición. Y en ello están.
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